Los fundadores de BERML JEWELRY for MEN, Brad y Evert, se conocieron en la era anterior a las conexiones instantáneas de las redes sociales, cuando los encuentros casuales aún generaban vínculos duraderos. ¿Recuerdas eso?

Su amistad comenzó en una fiesta clandestina secreta, donde una multitud ecléctica y ritmos contundentes unieron a dos extraños.

No sabían que este encuentro casual conduciría a algo extraordinario años después.

De orígenes contrastantes.
Sus orígenes parecen mundos aparte.

Evert se crió en una familia afrikaner religiosa y algo conservadora cuando el apartheid se aflojó en Sudáfrica. Un panorama social en evolución redirigió su camino hacia una escuela secundaria inglesa para varones, lo que despertó su curiosidad por otras culturas. Impulsado por una ambición insaciable, Evert abrió un camino profesional poco convencional que zigzagueó desde el estudio de grabación como gerente de A&R hasta las ventas de publicidad para publicaciones impresas, hasta llegar al desarrollo empresarial y finalmente unirse a su padre en el negocio familiar de diamantes.

Mientras tanto, Brad recorría el campo africano, desde las minas de oro de Vaal Reef hasta las montañas de Suazilandia y las playas de Natal. A pesar de esta infancia nómada, se sintió atraído por actividades creativas desde una edad temprana, trabajando en una joyería cuando era adolescente.

Aunque comenzó en la universidad estudiando medicina quiropráctica, Brad no pudo negar su vocación artística y pasó a la producción de cine y televisión. Durante años, vivió una doble vida cinematográfica: ascendiendo en la escala corporativa en un banco durante el día mientras perseguía su genuino amor por el arte y la música por la noche.